lunes, 8 de diciembre de 2014

ROBERT DOISNEAU EN LA SALA DE EXPOSICIONES LA TÉRMICA DE MÁLAGA: LA CONSOLIDACIÓN DE UN ESPACIO CULTURAL DE REFERENCIA

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La exposición retrospectiva sobre Robert Doisneau celebrada entre el 10 de Noviembre y el 8 de Enero de 2014 en el centro cultural La Térmica de Málaga, comisariada por Ann Morine (directora de diChroma Photography) y cuya jornada inaugural contó con la presencia de Annette Doisneau (hija del gran fotógrafo francés, con el que trabajó 15 años como asistente) ha constituido un notable éxito de público que ha disfrutado de la oportunidad única de poder ver en directo una muy cuidada selección de obras de

Mitad superior de la imagen en tamaño real que presidía la exhibición: Robert Doisneau en 1949 con su Rolleiflex Old Standard 622 (con objetivo Carl Zeiss Jena Tessar 7,5 cm f/3.5 de 4 elementos en 3 grupos acoplado a su parasol metálico Rollei-Sonnenblende y dotada de obturador Compur con velocidades entre 1/500 + B), cámara de formato medio 6 x 6 cm que había adquirido 17 años antes, en 1932, y que seguiría usando durante muchas décadas fruto de su enorme fiabilidad y calidad constructiva. Se aprecia claramente que debido a su uso intensivo a diario por todas las calles de París y otras ciudades francesas desde principios de los años treinta, la pintura negra sobre buena parte de los bordes y esquinas de esta herramienta fotográfica muy versátil y de admirable nivel óptico-mecánico ha desaparecido, dejando al descubierto el latón y aluminio, metales nobles con los que está fabricada, además de su recubrimiento de cuero oscuro granulado). 

uno de los más grandes maestros de todos los tiempos en el ámbito de la fotografía humanista y callejera, que dejó una huella indeleble con las imágenes que captó sobre todo durante finales de los años cuarenta y décadas de los cincuenta y sesenta en el París de la posguerra, una época legendaria y romántica ya desaparecida, pero que Doisneau inmortalizó plasmando la atmósfera especial de aquellos años, convirtiendo instantes irrepetibles en documentos gráficos vivos que trascienden con creces su semántica sincrónica.


Imagen panorámica de las 50 fotografías de Robert Doisneau mostradas en la sala de exposiciones del Centro La Térmica de Málaga, un recinto muy bien concebido, en el que se han cuidado todos y cada uno de los detalles importantes, realizándose un gran esfuerzo que ha hecho que en tan sólo año y medio se convierta en uno de los espacios culturales de referencia en España.

La pulcritud y bello diseño arquitectónico de esta sala ha convertido durante dos meses la visualización de las fotografías en blanco y negro de esta magna Retrospectiva de Robert Doisneau en un auténtico deleite para los visitantes, que han acudido masivamente, día a día, a esta histórica exhibición.


El gran fondo de la sala con el título de la exposición incluía también la famosa fotografía El Beso que Robert Doisneau hizo junto al Ayuntamiento de París en 1950.


Las fotografías de Doisneau no dejan a nadie indiferente y suscitan en el abundante público asistente elevados niveles de expectación, reflexión y un cierto deja vu que cataliza una emotiva inmersión en el París más mítico plasmado también por conocidos temas de cantantes como Edith Piaf.


Son momentos mágicos captados con gran maestría y discreción por Doisneau con su cámara. Aquí un asistente a la exhibición contempla la fotografía Jardín Botánico. 1953 en tamaño 31,5 x 24 cm, mientras otros dos observan al fondo más imágenes.


La química surge de manera espontánea entre el público asistente a la exhibición y las imágenes de Doisneau que destilan notable sensibilidad y una inefable capacidad por parte del fotógrafo para transformar pequeñas anécdotas cotidianas en imágenes atemporales y significativas. Aquí la mirada se centra en L´Enfer (1952), flanqueda por Les Beaux Jeudis (1957) y Le St Louis (1949).


Le Chien à Roulettes (Perro con Ruedas). 1977. 42,5 x 30, 5 cm.

La obra de Robert Doisneau pertenece al humanismo fotográfico parisino posterior a la II Guerra Mundial, complementado a veces por matices cómicos y encarnado también por Henri Cartier-Bresson, Edouard Boubat, Izis, Willy Ronis, Janine Niépce y Sabine Weiss, sin olvidar la profunda influencia que ejercieron en él Eugene Atget y André Kertész ( del que fue gran amigo), y además de su gran talla como narrador de historias callejeras, destacó notablemente por su capacidad para desvelar en un instante aspectos recónditos de la realidad, fotografiando todo tipo de personas y ambientes que por algún motivo suscitaban su interés y las más veces le embelesaban.

Fue asimismo un enamorado del laboratorio fotográfico, revelando con frecuencia él mismo en cuarto oscuro muchos de sus  negativos originales, tanto de formato medio como de 35 mm, y realizando en persona con pautas artesanales copias sobre papel fotográfico de blanco y negro.

Doisneau vivía la fotografía con un enorme nivel de pasión y dominaba todas las fases de producción hasta llegar a la imagen final que deseaba.


Al igual que sucedió con Alfred Eisenstaedt, Robert Capa, René Burri, Dmitri Kessel y otros grandes fotógrafos, la fortísima personalidad de Pablo Picasso fascinó a Robert Doisneau, que le fotografió en distintas ocasiones, siendo Les Petits Pains de Picasso (Los Panecillos de Picasso). 1952 su imagen más representativa del genial malagueño. Esta fotografía fue una de las más apreciadas por el numeroso público asistente, generando elevadas dosis de meditación e introspección durante abundantes segundos de atenta mirada.

Les Tabliers de la rue de Rivoli (Los Mandiles de la calle de Rívoli). 1978. 39 x 27 cm. La fotografía callejera de niños fue otro de los ámbitos en los que destacó Robert Doisneau, que captó esta escena en la que un grupo de colegiales cruzan un tramo de carretera urbana agarrados y en plena algarabía, mientras los coches que se aprecian al fondo aguardan a que se abra el semáforo para los vehículos.

Doisneau nunca tuvo prisa y no se consideró un cazador de imágenes sino un pescador de las mismas, dotado de una gran paciencia hasta que surgía un instante fugaz y definitorio que le permitía crear arte en blanco y negro en el marco de contextos visuales cotidianos.


Las fotografías de Doisneau constituyen una peculiar síntesis de fotoperiodismo ágil y dinámico captador de imágenes de la vida diaria que muestran la belleza de París y otras ciudades de Francia así como el encanto de sus ciudadanos y otras fotografías presididas por composiciones estéticamente cuidadas conceptualmente vinculadas a la fotografía artística en blanco y negro, todo ello impregnado de matices poéticos, de tal manera que el modo de fotografiar del maestro francés logra seducir constantemente a todo aquel que contempla sus obras.

Aquí la mirada se centra en El Perro del Puente de las Artes (1953). 36 x 31,5 cm, flanqueado a su izquierda por Au Boi Coin, quai du Port, Saint-Denis (1945) y por Jacques Prévert a la Mesa (1955). 26,5 x 30 cm a su derecha.

Al fondo a la izquierda puede apreciarse parte de la puerta de acceso a la pequeña sala cinematográfica donde se proyectó de modo continuo el documental Robert Doisneau Tout Simplement dirigido por Patrick Jeudy, que fue muy del gusto del público asistente.


Dos excelentes libros profusamente ilustrados sobre la obra fotográfica del genial artista francés: Doisneau Paris (en primer plano, a la izquierda, lanzado al mercado el 26 de Octubre de 2010 por Flammarion editorial, con 400 páginas y una meticulosa selección de imágenes realizada por sus hijas Francine y Annette) y Robert Doisneau (al fondo a la derecha, con 144 páginas y editado por Lunwerg en su colección Photo Poche el 1 de Septiembre de 2009) se hallaban ubicados sobre un pedestal de piedra próximo a la puerta de entrada de la exhibición, y fueron consultados con frecuencia por el público asistente.


Les Bouchers Mélomanes (Los Carniceros Melómanos). 1953. Otra genuina fotografía de Doisneau en la que capta a una mujer que toca el acordeón dentro de una taberna para ganarse la vida, rodeada en esta imagen por varios carniceros con su indumentaria de trabajo manchada de sangre y suciedad que escuchan a la intérprete, que es la misma persona que aparece en la portada del libro Doisneau Paris  de editorial Flammarion.


La presencia de jóvenes que acudieron a la sala de Exposiciones de La Térmica para apreciar in situ la Retrospectiva de Robert Doisneau fue muy nutrida. Aquí vemos a dos de ellos contemplando otra famosa fotografía del fotoperiodista francés: La Meute (La Jauría). 1969. 28,5 x 40 cm.


Otra fotografía muy representativa de la obra de Robert Doisneau: Café Noir et Blanc (Café Blanco y Negro). 1948. 30 x 32 cm, en cuyo centro aparecen tres personas (una pareja de recién casados y un hombre tras ellos que habla con la camarera) bien vestidos y disfrutando el momento, mientras a la izquierda del todo de la imagen se halla un trabajador del carbón ataviado con boina, con la mirada perdida, visiblemente exhausto, y cuyas manos y rostro están muy sucios.

Doisneau siempre estaba atento a estos contrastes, y pese a que trabajó con las más importantes revistas ilustradas de la época como Life, fotografió a muchos personajes famosos como Alberto Giacometti, Pablo Picasso, Orson Wells, Simone de Beauvoir, Jacques Prevert, Jacques Cocteau, Le Corbusier, Jean Maris, George Braque, Fernand Leger, etc, y colaboró activamente con la revista Vogue Paris entre 1948 y 1951 haciendo abundantes reportajes de moda y alta sociedad, la fotografía de gente normal (tanto a diario pateándose de modo incansable las calles de París y otras ciudades galas como incursionando en la vida nocturna de la capital francesa en locales de arte alternativo, cafés, cabarets y clubs de jazz) fue siempre el ámbito con el que Doisneau se sintió más identificado y a gusto, por el que se decantó claramente y al que pertenece un porcentaje muy elevado de su producción, habiendo trabajado para la prestigiosa agencia fotográfica francesa Rapho desde 1939.

Además de grandísimo fotógrafo, Doisneau fue un hombre con gran paciencia y tesón, dotado de un innato talento para mezclarse entre las personas anónimas de la calle, pasando desapercibido y fotografiando lo cotidiano, que el convierte en un cosmos con identidad propia, cuyo corazón es París y en el que situaciones en principio habituales adquieren el status de acontecimientos extraordinarios, algo que fue una constante durante sus 64 años de trayectoria profesional.

Robert Doisneau tenía un profundísimo conocimiento de la ciudad del Sena, sus barrios y sus habitantes, la amó con toda su alma y fue siempre con respecto a ella lo que Ara Güler a Estambul, Erich Lessing a Viena o René Burri a Brasilia.


Las imágenes del fotógrafo galo consiguen una y otra vez llegar a los observadores y transmitirles fuertes emociones. He aquí otros dos jóvenes asistentes a la exhibición, contemplando la obra Coco (1953) en la que aparecen tres hombres maduros alcoholizados bebiendo, pero a los que Doisneau capta con notable discreción y respeto.

Justo a su izquierda aparece otra de sus fotografías más icónicas: Mademoiselle Anita. 1951.

Robert Doisneau ha sido uno de los más eximios especialistas de toda la historia de la fotografía en el uso fotoperiodístico del formato medio, con su cámara Rolleiflex 6 x 6 cm que utilizaba mirando a través del visor de capuchón a la altura de la cintura, con todo el comedimiento y humildad posibles.


Au Bon Coin, quai du Port, Saint-Denis (Au Bon Coin, muelle del puerto, Saint-Denis). 1955. Una muy bella imagen correspondiente al segmento de producción de arte fotográfico en blanco y negro propiamente dicho de Robert Doisneau, que realiza un uso magistral tanto de la composición y las diagonales trazadas por el suelo adoquinado húmedo por la lluvia como de la profundidad de campo, con unos planos de nitidez que van decreciendo progresivamente desde el centro hasta el borde inferior de la imagen, cuyo foco está puesto en el edificio del fondo y el hombre con indumentaria de color negro que cruza junto a él llevando un cubo en su mano izquierda, al tiempo que la abundante profundidad de campo sabiamente generada desde el área central de la imagen hasta el fondo ha posibilitado una elevada nitidez en las casas y acera de la derecha e incluso en la balaustrada metálica de la izquierda, plasmando además de modo muy fidedigno la atmósfera y condiciones climáticas del momento.

A destacar el hecho de que pese a que la película de blanco y negro utilizada produce abundante grano visible, la gran acutancia de la emulsión y el revelador optimizado para ella catalizan una muy buena sensación visual de nitidez así como una soberbia estética de imagen vintage sobre papel fotográfico.

Doisneau poseía una sólida formación artística aprendida de su maestro el escultor, pintor y fotógrafo André Vigneau, con el que empezó a trabajar en 1931 y que le guió en el ámbito de la fotografía artística, industrial y de publicidad, si bien su mayor interés por la fotografía de seres humanos hizo que se decantara desde mediados de los años treinta por el reportaje callejero de personas, sobre todo en las ciudades de París y Gentilly, aprendiendo de modo autodidacta gracias a su experiencia en estudio fotográfico y a la lectura en profundidad de las especificaciones de las cajas de películas de blanco y negro y sus tiempos de revelado.


La fotografía callejera de niños fue otra de las especialidades de Robert Doisneau, que conseguía sacar el máximo partido de la espontaneidad y jovialidad inherente a los juegos y actividades diarias de los muchachos de París y otras ciudades francesas.

Aquí podemos ver de izquierda a derecha: Gymnastique Sauvage (Gimnasia Salvaje). 1935. 25 x 30 cm, Les Lilas de Ménilmontant (Las Lilas de Ménilmontant). 1956. 24, 5 x 28 cm y Les Freres, Rue du Docteur Lecène (Los Hermanos, Calle del Doctor Lecène). 1934. 24, 5 x 28,5 cm.

Durante toda su trayectoria como fotógrafo profesional Doisneau confirió notable protagonismo a la fotografía de niños jugando y haciendo travesuras en la calle y en la escuela, ajenos al entorno doméstico, dignificándola y abordándola con mucho respeto y sensibilidad.


Momento en que uno de los asistentes a la exhibición retrospectiva lee con atención el libro Doisneau Paris de editorial Flammarion. Al fondo se aprecia un texto explicativo con los principales datos relativos a la biografía del fotógrafo francés.

Fue sin duda una exhibición muy bien organizada.


La Derniere Valse du 14 Juillet (El Último Vals del 14 de Julio). 1949. 34 x 39 cm.

Robert Doisneau vivía las 24 horas del día por y para la fotografía, tal y como demuestra esta imagen de una pareja bailando captada bien entrada la madrugada del 14 de julio de 1949, con el fotoperiodista al borde del agotamiento físico, tras una dura jornada haciendo fotos de gente por todo París durante la celebración de la fiesta del 14 de Julio en la capital francesa.


La exposición retrospectiva sobre Robert Doisneau en La Térmica ha permitido a los asistentes degustar una por una las 50 fotografías seleccionadas entre las vasta producción (más de 450.000 negativos de formato medio y 35 mm) de uno de los fotógrafos más influyentes de la historia.


Dos espectadoras sentadas en la pequeña sala de cine que forma parte de la galería de exhibiciones del Centro Cultural La Térmica viendo el documental de 2001 y 67 minutos de duración Robert Doisneau, Simply Doisneau, dirigido por Patrick Jeude y producida por Point du Jour, Agence Rapho 2000.

Ver proyectadas en pantalla a gran tamaño y calidad icónicas imágenes en blanco y negro como Mademoiselle Anita (fotografiada por Doisneau en el cabaret La Boule Rouge de la rue de Lappe en París en Octubre de 1951) aderezadas por música de la época fue una experiencia única e inolvidable.

La magia de la fotografía en blanco y negro de Doisneau alcanzó cotas cenitales en sus imágenes de niños hechas dentro de escuelas de educación primaria de la época, captando todo tipo de momentos significativos, como éste en 1956, en el que el maestro sorprende a un muchacho plenamente concentrado en mitad de un examen (aunque la fotografía aparece en pantalla con aspect ratio 2:3 vertical, la imagen original es cuadrada).

Una vez más, el dominio de la profundidad de campo con su cámara Rolleiflex de formato medio 6 x 6 cm por parte del fotógrafo es excepcional, poniendo el foco en el chico más próximo y seleccionando una abertura de diafragma f/5.6 que enfatiza al protagonista y deja progresivamente desenfocados a los tres compañeros de clase tras él, pero con suficiente detalle para percibirse claramente sus contornos.

Casi podía sentirse la tensión del momento y percibirse el silencio sepulcral del aula 58 años después, gracias a la inefable capacidad de Robert Doisneau para fijar en el tiempo los instantes que fotografiaba.

No obstante, a partir de mediados de los años cincuenta Doisneau utilizó también cámaras de 35 mm como la Leica IIIc, Leica M3, una Praktika FX, varias Nikon F y una Leica R4.


La famosa imagen Picasso y los Panes de Vallauris de 1952 muestra varios panes situados de tal manera sobre el mantel de una mesa en la que el pintor malagueño se dispone a comer que por momentos se asemejan a dedos grotescamente gruesos. En las fotografías de Doisneau existía también con frecuencia un componente humorístico en habitual simbiosis con yuxtaposiciones divertidas.


Pero desde un punto de vista global, la obra fotográfica de Robert Doisneau tiene como eje a personas normales, del pueblo, del día a día cotidiano en las calles y todo tipo de locales diurnos y nocturnos de su amado París y otras ciudades de Francia, que se convirtieron durante décadas en el biotopo de este fotógrafo excepcional que se entregaba en cuerpo y alma a su trabajo, consciente de que estaba retratando una época y costumbres que irían paulatinamente desapareciendo y difuminándose en el tiempo, aunque a la postre, la magia de este humanista y su inmenso legado fotoperiodístico y artístico rescatan para cualquier observador, ya en pleno siglo XXI, esos maravillosos instantes y ambientes que captó magistralmente con sus cámaras.


© Texto y Fotos: José Manuel Serrano Esparza

ROBERT DOISNEAU AT LA TÉRMICA EXHIBITION GALLERY OF MÁLAGA: THE CONSOLIDATION OF A REFERENCE CLASS CULTURAL SPACE

SPANISH

The retrospective exhibition on Robert Doisneau held between November 10 and January 8, 2014 at La Térmica Cultural Centre of Málaga, curated by Ann Morine (director of diChrome Photography) and whose premiere was honoured with the presence of Annette Doisneau (daughter of the great French photographer, with whom she worked as an assistant for 15 years) has been a remarkable success with massive attendance of public who has enjoyed the unique chance to be able to watch live a carefully selected assortment of pictures made by


Upper half of the image in real size presiding over the exhibition: Robert Doisneau in 1949 with his Rolleiflex Old Standard 622 (with a 4 elements in 3 groups Carl Zeiss Jena Tessar 7,5 cm f/3.5 lens coupled to its Rollei-Sonnenblende metallic shade and featuring a Compur shutter with speeds 1/500 sec - B), a 2 1/4 x 2 1/4 medium format camera he had acquired seventeen years before, in 1932, and which he´d keep on using for many decades thanks to its huge reliability and mechanical construction. It is clearly visible that because of its intensive daily handling across all Paris streets and other French cities from early thirties, the black paint on most borders and corners of this exceedingly versatile and optomechanically praiseworthy photographic tool has disappeared, exposing the brass and aluminium with which it is manufactured along with its grainy dark leather covering).

one of the greatest masters in the scope of humane and street photography ever, who left an indelible imprint with the images he created, above all from late forties and fifties and sixties decades in the postwar Paris, a legendary and romantic period already vanished, but which Doisneau immortalized depicting the special atmosphere of those years, turning irrepeteable instants into living graphic documents glaringly transcending their humanist semantics.


Panoramic image of the 50 pictures by Robert Doisneau displayed at the exhibition gallery of La Térmica Center in Málaga, a very well devised cultural space, in which every single important detail has painstakingly been cared, making a major effort that has made it become one of the benchmark sites in Spain within this scope after an elapse of only one year and a half.

The spruceness and nice architectural design of this room has turned the visualization of the black and white photographs of this great Robert Doisneau Retrospective into a real treat for the visitors, who have en masse and day by day attended to this historical exhibition throughout two months.


The large background of the gallery with the title of the exhibition also included the famous picture The Kiss, made by Doisneau next to Paris Town Hall building in 1950.


Doisneau´s photographs leave no one indifferent and raise in the attendees high levels of expectation, musing and a certain deja vu bringing about a touching immersion into the most mythical Paris, likewise outlined by well-known theme songs by singers like Edith Piaf.


They are magic moments masterfully and discreetly captured by Doisneau with his camera. Here an attendee to the exhibition watches the picture Botanic Garden. 1953 in size 31, 5 x 24 cm, while other two ones in the background observe more images.


Chemistry is born in a spontaneous way between the attending public and Doisneu´s pictures oozing outstanding sensitivity and an unutterable ability in the photographer to turn small everyday anecdotes into timeless and meaningful images. Here the glance focuses on L´Enfer (1952), flanked by Les Beux Jeudis (1957) and Le St Louis (1949).


Le Chien à Roulettes (Dog with Wheels). 1977. 42,5 x 30,5 cm.

The work of Robert Doisneau belongs to the post II World War Parisian photographic humanism, often complemented by funny nuances and also embodied by Henri Cartier-Bresson, Edouard Boubat, Izis, Willy Ronis, Janine Niépce and Sabine Weiss, without forgetting the deep influence exerted on him by Eugene Atget and André Kertész (of whom he was a great friend), and aside from his uncommon stature as a narrator of street stories, he excelled in his ability to unveil hidden sides of reality in an instant, photographing all kind of peoples and environments which spurred his interest for whatever reason, most times becoming spellbound with French dwellers.

He was likewise a lover of photographic laboratory, developing many of his own negatives in darkroom and doing by himself a number of his own copies on black and white photographic paper.
Doisneau lived photography with huge intensity and passion, mastering every stage of production until getting the final image he pined after.


In the same way as happened with Alfred Eisenstaedt, Robert Capa, René Burri, Dmitri Kessel and other great photographers, Pablo Picasso´s fairly strong personality fascinated Robert Doisneau, who photographed him different times, being Les Petits Pains de Picasso (The Small Breads of Picasso) his most representative image of the genius born in Málaga (Spain). This photograph was one of the most appreciated by the numerous attending audiences, generating high doses of meditation and introspection during abundant seconds of attentive gaze.


Les Tabliers de la rue de Rivoli (The Pinafores at de Rívoli Street). 1978. 39 x 27 cm. The street photography of children was another of the fields in which Robert Doisneau excelled, as in this picture in which he captured a group of school boys and girls crossing a stretch of urban road grabbing each other and in the middle of hubbub, while the cars in the background wait for the traffic light to open for vehicles.

Doisneau was never in a hurry and didn´t consider himself an image hunter but a fisher of them sporting a great patience until a fleeting and defining instant came into being and enabled him to create black and white art within the frame of daily visual contexts.


Doisneau´s photographs make up a unique merging of agile and dynamic photojournalism (capturing images of daily life showing the beauty of Paris and other cities of France and the charm of their inhabitants) and other pictures dominated by aesthetically cared compositions conceptually linked to artistic b & w photography, it all being infused with poetic nuances, to such an extent that the way of getting pictures of the French master manages to steadily enthrall everyone watching his works.

Here the look aims at The Dog of the Bridge of the Arts (1953) 36 x 31,5 cm, surrounded on its left by Au Boi Coin, quai du Port, Saint-Denis (1945) and by Jacques Prévert at the Table (1955), 26,5 x 30 cm on its right.

In the background can be seen part of the access door to the little cinema room where it was continuously projected the documentary film Robert Doisneau Tout Simplement, directed by Patrick Jeudy, which was highly cherished by the attending public.


Two excellent and lavishly illustrated books on the photographic oeuvre of the brilliant French artist: Doisneau Paris (in the foreground, on the left, launched into market on October 26 2010 by Flammarion editorial, featuring 400 pages and a thorough selection of images made by his daughters Francine and Annette) and Robert Doisneau (in the background, on the right, with 144 pages and edited by Lunwerg in its Photo Poche Collection on September 1, 2009) were located on a stone base by the entrance door to the exhibition and were often browsed by the visitors.


Les Bouchers Mélomanes (The Melomaniac Butchers). 1953. Another genuine Doisneu´s picture in which he photographs a woman playing the accordion inside a tavern to earn her living, surrounded by some butchers clad in their working clothes stained with blood and dirtiness listening to the musician, who is the same person appearing on the cover of the book Doisneau Paris edited by Flammarion.


The presence of young people who attended to the exhibition gallery of La Térmica to savor the Robert Doisneau Retrospective on the spot was rather bountiful. Here we can see two of them beholding a further famous picture made by the French photojournalist: La Meute (The Pack of Hounds), 1969. 28,5 x 40 cm.


Another very representative photograph by Robert Doisneau: Café Noir et Blanc (Café Black and White). 1948 30 x 32 cm, in whose center appear three persons (a just married couple and a man behind them who is talking to the waitress) smartly dressed and enjoying the moment, while on far left of the image is a coal worker wearing a beret on his head, pensive, apparently frazzled and whose hands and face are very soiled.

Doisneau always paid attention to these contrasts of social classes, and albeit he worked with the most important illustrated magazines of the time like Life, photographed many famous personalities like Alberto Giacometti, Pablo Picasso, Orson Welles, Simone de Beauvoir, Jacques Prevert, Jacques Cocteau, Le Corbusier, Jean Maris, George Braque, Fernand Leger, etc, and collaborated in an active way with Vogue Paris magazine between 1948 and 1951 making plenty of fashion and high society reportages, the photography of ordinary people (both on a daily basis indefatigably tramping through the streets of Paris and other French cities and penetrating into the night life of the French capital, entering alternative art premises, cafés, cabarets and jazz clubs) was always the sphere with which Doisneau felt more identified and at ease, the one he opted for and to which vast majority of his pictures yield belongs to, having worked with the prestigious French photographic agency Rapho since 1939.

Besides being a great photographer, Doisneau was a man featuring tremendous patience and perseverance, with an innate gift for mixing among the anonimous people in the streets, going unnoticed and photographing every day contexts which he turn into a Cosmos with its own identity, whose core is Paris and in which theoretically common situations gain the status of extraordinary events, something stunningly steadfast throughout his professional career spanning 64 years.

Robert Doisneau had a very deep knowledge on the French capital, its neighbourhoods, its streets, its nooks and its inhabitants, and was always regarding the Seine city what Ara Güler to Istanbul, Erich Lessing to Vienna or René Burri to Brasilia.


The images made by the great French photographer manage to once and again touch the observers, conveying them strong emotions. Here are two other young visitors keeping their eyes on the work Coco (1953) in which appear three alcoholic old men drinking, but whom Doisneau captures with conspicuous discretion and respect.

Just on its left appears another of his iconic photographs: Mademoiselle Anita. 1951.

Robert Doisneau has been one of the most distinguished specialists of the whole history of photojournalism in the photojournalistic use of medium format, with his 2 1/4 x 2 1/4 Rolleiflex which he used looking through the folding focusing hood featuring a waist level viewfinder and a built-in flip up magnifier, with all feasible heedfulness and humbleness.


Au Bon Coin, quai du Port, Saint-Denis (Au Bon Coin, harbour dock, Saint-Denis). 1955. A very beautiful image corresponding to the percentage of black and white photographic art fulfilled by Robert Doisneau, who makes a proficient use of both the composition and diagonals described by the cobblestone floor being wet because of the rain and the depth of field, with sharpness areas progressively decreasing from the center up to the lower border of the image, whose focus is put on the building in the background and the man clad in a black colour garment walking by it grabbing a bucket on his left hand, while the plentiful depth of field wisely generated from the central zone of the image up to the background has enabled to get great sharpness in the houses and pavement on the right and even in the metallic bannister on the left, as well as depicting in a fairly faithful way the atmosphere and climatic conditions of the moment.

It must be underlined the fact that though the used black and white film renders abundant visible grain, the great acutance of the chemical emulsion and the developer optimized for it catalyze an excellent vusual perception of sharpness along with a superb vintage aestehtics of image on photographic paper.

Doisneau had a solid artistic background learnt from his teacher the sculptor, painter and photographer André Vigneau, with whom he began working in 1931, and that guided him in the domain of artistic, industrial and publicitity photography, although his bigger interest in human beings photography made him specially choose from thirties the street reportage of people, particularly in the cities of Paris and Gentilly, learning in a self-taught way through his previous experience in studio and the deep reading of the specs of b & w films boxes and their development times.


The street photography of children was another of Robert Doisneau´s specialties. He strived after getting the most of the spontaneity and gaiety inherent to their daily plays, frolics and all kind of activities in Paris and other French cities.

Here we can see from left to right: Gymnastique Sauvage (Wild Gymnastics). 1935, 25 x 30 cm. Les Lilas de Ménilmontant (The Liles of Ménilmontant). 1956. 24,5 x 28 cm and Les Freres, Rue du Docteur Lecène (The Brothers, Doctor Lecène Street). 1934. 24, 5 x 28,5 cm.

Throughout his entire career path as a professional photographer Doisneau conferred a leading role to the photography of children playing and making all kind of pranks in the street and at school, alien to the domestic environment, dignifying it and tackling it with tons of respect and sensitivity.


Instant in which one of the attendees to the retrospective exhibition reads thoroughly the book Doisneau Paris edited by Flammarion. In the background can be seen an explanatory text with the main data regarding the biography of the French photographer.

It was undoubtedly a very well organized exhibition.


La Derniere Valse du 14 Juillet (The Last Vals on July 14). 1949. 34 x 39 cm.

Robert Doisneau lived the 24 hours of the day for the photography , as is proved by this image of a couple dancing late in the night of July 14, 1949, taken by the photojournalist while being on the brink of exhaustion, after a hard journey getting pictures of people all over Paris during the celebration of July 14 Party in the French capital.


The retrospective exhibition on Robert Doisneau at La Térmica has allowed the attendants to apprize one by one the 50 pictures singled out among the vast production (more than 450,000 2 1/4 x 2 1/4 medium format and 35 mm format negatives) of one of the most influent photographers of all time.


Two visitors sitting inside the built-in small cinema room of the exhibition gallery of the La Térmica Cultural Center watching the 67 minutes duration documentary film made in 2001 Robert Doisneau, Simply Doisneau, directed by Patrick Jeude and produced by Point du Jour, Agence Rapho 2000.

Seeing projected on a screen in large size and top-notch quality a number of iconic images in black and white like Mademoiselle Doisneau (photographed by Doisneau within La Boule Rouge cabaret located in the rue de lappe of Paris in October 1951) enhanced by vintage music was a brand and unforgettable experience.


The magic of Doisneau´s black and white photography reached very high peaks with his images of children made inside primary education schools of the time, capturing all kinds of defining moments, like this one in 1956, in which the maestro susprises an utterly concentrated boy in the middle of an exam (though the picture appears on the screen with a vertical aspect ratio 2:3, the original negative is square).

Once more, the control of depth of field by the photographer with his 2 1/4 x 2 1/4 medium format Rolleiflex camera is exceptional, placing the focus on the nearest boy and selecting a f/5.6 diaphragm aperture standing out the main subject and leaving progressively out of focus the three teammates behind him, but with enough level of detail for his contours to be clearly perceived.

You could almost feel the stress of the moment and the sepulchral silence of the classroom 58 years later, thanks to Robert Doisneau´s indescribable ability to fix in time the instants he photographed, turning them into evarlasting images.

Nevertheless, since mid fifties Doisneau also used 35 mm format cameras like the Leica IIIc, Leica M3, a Praktika FX, some Nikons F and a Leica R4.


The famous image Picasso and the Breads of Vallauris from 1952 shows some loaves located on a tablecloth at which the Málaga born painter is about to have lunch, in such a way that they resemble grotesquely thick fingers at the moment. In Doisneau´s pictures there was often a hilarious component in frequent symbiosis with funny juxtapositions fraught with mirth.


But from a global standpoint, Robert Doisneau´s photographic yield has as axle normal persons belonging to the common people, to the everyday life in the streets and all kind of daylight and night premises of his beloved Paris and other French cities, who became throughout decades the biotope of this exceptional photographer who devoted himself wholeheartedly to his work, aware that he was portraying a period and habits which would gradually vanish and fade into time, though eventually, the magic of this humanist and his immense photojournalistic and artistic legacy do rescue for any observer, already in the XXI Century, those wonderful instants and milieus he masterfully photographed with his cameras.


© Text and Photos: José Manuel Serrano Esparza