jueves, 24 de agosto de 2017

Prototipo de Cámara Telemétrica Olympus Standard de 1937 Alcanza un Precio de 54.000 Euros Durante la 31ª Subasta de Cámaras Westlicht en Viena (Austria)

Texto y Fotos : José Manuel Serrano Esparza
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Un prototipo de cámara telemétrica Olympus Standard de 1937 ha obtenido un precio de 54.000 euros (tres veces superior a la cifra de salida de 18.000 euros) durante la 31ª Subasta de Cámaras Westlicht celebrada el 10 de Junio de 2017.



Vista diagonal frontal izquierda de la Olympus Standard, un prototipo de cámara telemétrica fabricada en 1937 por Takachiho (predecesor de Olympus) y diseñada por Sakurai Eiichi.

Únicamente se fabricaron diez unidades y tan sólo se conoce la existencia de tres hoy en día.


Aunque no fue producida en serie, esta Olympus Standard es una cámara enormemente interesante tanto desde un punto de vista histórico como en su calidad de herramienta fotográfica, ya que fue uno de los primeros intentos de la industria fotográfica japonesa por crear una cámara de gran nivel, con ópticas intercambiables y capaz de competir en el mercado internacional dominado en aquella época por las empresas alemanas.


Y para conseguirlo adecuadamente, Takachiho inventó este prototipo conceptual de cámara telemétrica muy compacta y ligera (con dimensiones de 80 x 150 x 35 mm y un peso de 700 g) para su formato de 4 x 5 cm sobre película de 127 y que está fuertemente inspirada por lo mejor de la industria fotográfica alemana de mediados de los años treinta, es decir:


1) Los contornos y sistema de visionado con telémetro y visor acoplados de la cámara telemétrica Zeiss Ikon Contax II de 35 mm de 1936, que destacaba por la gran separación entre las ventanillas del visor y del telémetro combinados, lo cual permitía un enfoque mucho más rápido y preciso que las Leica II (Model D), Leica III (Model F) y Leica IIIA (Model G) de este período.


2) Un objetivo Takahito Tokyo 65 mm f/3.5 retráctil y muy compacto, basado en gran medida en el Leitz Elmar 50 mm f/3.5 diseñado por Max Berek.


3) Un obturador plano-focal totalmente mecánico y de recorrido horizontal que emulaba al de las Leica III (Model F) y Leica IIIA (Model G) de formato 24 x 36 mm.


Por consiguiente, esta cámara prototipo demuestra de modo asombroso que Olympus fue la primera en concebir este tipo de concept camera que fusionaba los más importantes valores de las cámaras de 35 mm Zeiss Ikon Contax II y Leitz Leicas con montura de rosca LTM39 nueve años antes del diseño de la cámara Nikon I telemétrica de formato 24 x 32 mm por Nippon Kogaku en Septiembre de 1946 (que sería lanzada al mercado en Marzo de 1948), también muy inspirada en las mejores características de las Contax II y Leicas con montura de rosca de mediados de los años treinta.


Pero existe un hecho distintivo primordial que aumenta todavía más si cabe la fascinación y encanto únicos que rezuma esta cámara por sus cuatro costados: la elección del formato 4 x 5 cm sobre rollo de 127, cuya misión era superar la calidad de imagen lograda por las cámaras telemétricas alemanas Contax II, Leica II, Leica III y Leica IIIA, sacando provecho de la superficie de negativo de mayor tamaño.




Vista frontal superior del prototipo Olympus Standard de 1937, una cámara rompedora para su época y que fue mucho más allá que la cámara Kwanon de Goro Yoshida de 1934 (primera cámara telemétrica japonesa de 35 mm) y que la Hansa Canon de 1936 también de formato 24 x 36 mm.

El objetivo standard Takahito Tokyo Zuiko 65 mm f/3.5 aparece plegado, hecho que aporta a la cámara un tamaño notablemente pequeño, compacidad, facilidad de transporte y posibilidad constante de disparar a pulso, sobre todo si tenemos en cuenta su tamaño de negativo formato 4 x 5 cm, mucho más grande que el de las cámaras de formato 24 x 36 mm.




Vista frontal del objetivo de 4 elementos en 3 grupos Takahito Tokyo Zuiko 65 mm f/3.5 cromado, acoplado a la cámara sin espejo y con telémetro Olympus Standard y cuyo esquema óptico sería aplicado diez años más tarde como objetivo fijo 7,5 cm f/3.5 para la cámara plegable de formato medio 6 x 6 cm Mamiya Six IV (fabricada entre 1947 y 1953).

Puede apreciarse el ajuste del diafragma del iris en torno al bisel negro.


Gracias a su formato sobre película 127, el objetivo de 65 mm f/3.5 (equivalente aproximadamente a una óptica standard 50 mm en formato 24 x 36 mm) habría permitido a los fotógrafos hacer fotografía creativa con enfoques selectivos, ya que el mayor tamaño de emulsión hace que el objetivo f/3.5 de la Olympus Standard obtenga una profundidad de campo menor (aproximadamente equivalente a f/2.5 en formato 35 mm) a la máxima abertura de diafragma que un objetivo f/3.5 diseñado para una cámara 24 x 36 mm.




Por otra parte, el ingeniero y diseñador Sakurai Eiichi hizo todo lo que pudo por imitar a la Zeiss Ikon Contax II con un sistema de objetivos intercambiables atornillados en la parte delantera de la helicoidal de enfoque, que está acoplada al cuerpo de cámara, no se siente suelta al tacto en ningún momento y es accionada por una anilla, además de poseer función de ajuste de enfoque a infinito, mientras de modo extraño, la escala de distancias es fija y las indicaciones de profundidad de campo (entre f/3.5 y f/22) se hallan ubicadas sobre la parte que gira.



Vista aérea superior de la Olympus Standard de formato 4 x 5 cm, sobre cuyo panel superior son visibles de izquierda a derecha (tal y como se aprecian en imagen) la rueda que realiza de modo simultáneo la función de avance de película y armado del obturador (estando su base rodeada por el contador de disparos), el alvéolo con rosca para cable liberador del obturador, el pequeño botón disparador combinado con un selector de dos posiciones (usado para cargar película y desconectar el avance de película del funcionamiento del obturador) marcadas T e I y justo al lado de la pequeña flecha se halla el selector de velocidades de obturación con posiciones B, 1/20 s, 1/30 s, 1/50 s, 1/100 s, 1/200 s y 1/500 s.

El número de serie 107 correspondiente a esta cámara (que fue anunciada en la revista Asahi Camera de Noviembre de 1937) está cincelado justo antes de la zapata de accesorios, y a la izquierda del todo del panel superior va grabado en letra cursiva el logotipo Olympus Standard.




El objetivo Takahiko Tokyo Zuiko 65 mm f/3.5 aparece extendido gracias a su bayoneta interna de tres orejetas que hace posible mantenerlo en tal posición.

Posee una gran similitud tanto con el objetivo Leitz Elmar 5 cm f/3.5 diseñado por Max Berek como con otras ópticas standard de montura LTM, incluyendo la pequeña palanca de enfoque con mecanismo de fijación a infinito (visible en la parte superior derecha de la imagen), aunque a diferencia del objetivo alemán (en el que la escala de profundidad de campo rodea a la escala de distancias) tiene la escala de distancias alrededor de la escala de profundidad de campo.




Detalle de las ventanillas del telémetro (la más pequeña, situada en la parte frontal superior izquierda de la cámara) y del visor (la de mayor tamaño, ubicada en la zona frontal superior central de la cámara) con el logotipo Olympus Zuiko grabado a mano con pantógrafo entre ellas.



La Olympus Standard, fruto de una idea genial de Sakurai Eichii, fue un extraordinario prototipo de cámara telemétrica no plegable de formato 4 x 5 cm alimentada con película química de formato mayor que el 24 x 36 mm y que permitía el uso de diferentes objetivos intercambiables: el Zuiko 50 mm f/4.5, el Zuiko 65 mm f/2, el Zuiko 65 mm f/2.7, el Zuiko 135 mm f/4.5 y el Zuiko 135 mm f/6.3, por lo que se anticipó en 31 años a la futura raza de cámaras telemétricas no plegables que usarían formato de película más grande que el 35 mm y ópticas intercambiables que se inició con la Fujica G690 (1968) y la Fujica G690BL (1969), seguidas de la Fujica GL690 Profesional (Enero de 1974), Fujica GM670 (1974), Mamiya 6 (1989), Mamiya 7 (1995) y Zenza Bronica 645 RF (2000).



Pero la Olympus Standard de formato 4 x 5 cm no pudo ser producida en serie y el proyecto fue abandonado a causa de varias razones importantes:

a) Era extremadamente difícil resolver los problemas de planeidad de película generados por las delgadas bobinas para película 127 que avanzaba excesivamente apretada. Ello se convirtió en un problema técnico de primera magnitud, ya que este aspecto era de suma importancia para conseguir una calidad de imagen excelente, y en 1937 la empresa no tenía los tensores de película adecuados, hasta tal punto que el rendimiento óptico muy bueno de los objetivos Zuiko diseñados y construidos por Takachiho Seisakushu era con mucha frecuencia deteriorado por la deficiente planeidad del rollo de película de 127 dentro del cuerpo de cámara, lo cual producía en la práctica una mediocre calidad de imagen.


b) Frecuentes problemas de espaciado de película entre negativos.


c) Falta de fiabilidad del obturador plano-focal de recorrido horizontal con cortinillas de tela, especialmente en lo tocante a su acoplamiento con el mecanismo de avance dotado con parada automática.


d) Un coste de produción muy elevado de los objetivos para formato 4 x 5 cm, algo imposible de evitar si querían competir con las ópticas de referencia como el Carl Zeiss Jena Sonnar 5 cm f/1.5 y Carl Zeiss Jena Sonnar 5 cm f/2 (diseñados por Ludwig Bertele y usados en la Contax II) y el Leitz Elmar 5 cm f/3.5 (utilizado sobre la Leica II Model D, Leica III y Leica IIIA) de las cámaras telemétricas germanas de formato 24 x 36 mm.


e) En 1937 la empresa no tenía suficientes recursos económicos, técnicos, ni la maquinaria necesaria para poder garantizar una uniformidad consistente de alta calidad optomecánica en cada lote al producir objetivos para formato 4 x 5 cm, por lo que habrían sido inevitables para los clientes notables diferencias de rendimiento.




Detalle del dial de velocidades de obturación y del botón disparador de la cámara telemétrica Olympus Standard de formato 4 x 5 cm en la zona derecha del panel superior, bajo el cual hay un obturador plano focal de recorrido horizontal con cortinillas de tela inspirado en el de las cámaras telemétricas Leica III y Leica IIIA de formato 24 x 36 mm. Fue una decisión acertada, porque la adopción de un obturador plano focal de recorrido vertical y cortinillas metálicas basado en el de la Contax II (fabricado con más de 700 componentes y muy complejo, al cambiar el tamaño de la rendija y la trayectoria de las cortinillas para ajustar la velocidad) habría elevado el coste de producción y el desarrollo del proyecto todavía más.



f) La gran dificultad técnica para la época de desarrollar un obturador plano-focal de recorrido horizontal y cortinillas de tela que emulara a los que incorporaban las Leica III y Leica IIIA formato 24 x 36 mm para un formato más grande, de 4 x 5 cm sobre película de 127, ya que ello originaba cambios importantes en las dimensiones de los dos trenes de engranajes desplegados en el obturador, en la cortinilla de abertura y cierre, en la palanca de liberación de la cortinilla de cierre, en la palanca de liberación de la cortinilla de abertura, en el trinquete de la cortinilla de abertura, en la bobina con el rollo de película, en la bobina receptora del rollo de película, en la velocidad de transmisión del movimiento por parte de la rueda de avance de película a la zona superior del tambor del piñón, en la velocidad de transmisión de rotación por parte del tambor de la corona dentada a los tambores de recepción de las cortinillas, en la transferencia de movimiento a las ruedas, en la rotación e impulso de los pasadores y el tren de engranajes inferior, en el acoplamiento de las cortinillas del obturador a los tambores, en el tensionado de los muelles en los rodillos cilíndricos en movimiento, en la desconexión de los pasadores para liberar el tren de engranajes inferior y permitir la libertad de movimiento de las cortinillas, en la conexión de las varillas cortas del mecanismo de sincronización, en la precisión de rendija exacta sobre la que trabaja dicha varilla de conexión y en muchas más cosas.

Así pues, los subsistemas mecánicos para garantizar durante décadas un perfecto y consistente funcionamiento al más puro estilo Leica (excepto a 1/1000 de segundo, donde la precisión de los fabulosos obturadores Leitz diseñados por Oskar Barnack era inevitablemente menor que con las demás velocidades de obturación, debido a su propia naturaleza que les hace menos exactos que los obturadores electrónicos que aparecerían décadas más tarde, por lo que su consistencia no era muy buena a dicha velocidad máxima de obturación, produciéndose con frecuencia errores entre 1/4 de diafragma y 1/2 de diafragma, aunque a partir de la llegada de la película Kodak Tri-X en 1954 con su gran latitud de exposición los inconvenientes de ello serían notablemente reducidos y en líneas generales únicamente podían suponer un problema al disparar con películas de muy baja sensibilidad y apenas latitud de exposición como la Kodak Panatomic-X ISO 32 de blanco y negro y las películas color Kodachrome ISO 10, Kodachrome K-11 ISO 12, Ektachrome E-1 ISO 8 y Kodak Ektachrome E2 ISO 32) del obturador plano focal y el mecanismo de avance de película para una cámara telemétrica no plegable de formato 4 x 5 cm (un concepto increíblemente vanguardista y pionero en 1937) como la Olympus Standard, habrían significado en la práctica (junto con la extremadamente complicada tarea de diseñar y producir objetivos pequeños y ligeros de diferentes longitudes focales estandarizados para formato 4 x 5 cm y que dieran mejor calidad de imagen — no sólo desde el punto de vista del poder de resolución y contraste sino también en nitidez, gama tonal, precisión de color y feeling global — que las mejores ópticas Carl Zeiss Jena y Leitz para formato 24 x 36 mm) una operación tremendamente cara tanto en costes de fabricación como en I + D que habría conllevado un riesgo de bancarrota para la empresa si intentaba poner en marcha una producción en serie con líneas de montaje orientadas para la venta en el mercado fotográfico.

g) El elevadísimo coste de diseño y producción que habría significado crear un telémetro (con diferencia el componente más caro de una cámara telemétrica) para la Olympus Standard de formato 4 x 5 cm y similar al incorporado en




la Contax II con una enorme separación entre las ventanillas de visor y telémetro acoplados, cada una de las cuales se halla respectivamente a la izquierda del todo y derecha del todo de la zona frontal superior de la cámara, con una muy amplia base de telémetro de 90 mm, una magnificación de aproximadamente 0.75x, y obteniendo una longitud de base efectiva de 67.5 mm, superior incluso a la de la Leica M3.

Por tanto, Takachiho Seisakusho tuvo que construir un buen telémetro para este prototipo,




pero con una distancia mucho más corta entre el visor y el telémetro acoplados, lejos de conseguir la soberbia precisión de la Contax II al enfocar incluso a las más grandes aberturas de diafragma, y ésto habría sido especialmente crítico al enfocar con una cámara telemétrica de formato 4 x 5 cm cuyos objetivos generarían una profundidad de campo más reducida con las mismas aberturas de diafragma que las cámaras Contax o Leica que utilizaban un formato de película de 24 x 36 mm mucho más pequeño.

h) La Segunda Guerra Chino-Japonesa acababa de estallar y los requisitos y pedidos ópticos militares pasaron a ser la máxima prioridad a la hora de afrontar oportunidades para hacer que este nicho de productos fuera económicamente rentable, además del hecho de que la cámara Olympus Standard era una máquina compleja, y habría sido inevitable para la empresa Takachiho Seisakusho un arduo esfuerzo y una mayor inversión de dinero para poder alcanzar el nivel de las excelentes cámaras fotográficas alemanas y objetivos Leica y Zeiss Ikon en la esfera de la producción en serie, donde eran las claras dominadoras de la época.




Vista trasera del prototipo Olympus Standard formato 4 x 5 cm, en la que puede apreciarse otro de sus rasgos más distintivos: la ubicación del ocular del telémetro y visor en la parte superior central, en vez de a la izquierda del todo que es lo habitual en las cámaras telemétricas.

Además, el prototipo Olympus Standard de formato 4 x 5 cm tenía un sistema de visionado muy bueno para la época y que incluía un visor acoplado al telémetro (cuya pequeña ventana, de tamaño aproximadamente la mitad que la ventana del visor, está ubicada sobre la zona frontal superior izquierda de la cámara), que significaba un avance sobre las Leicas con montura de rosca de la época, obras maestras de precisión con tamaño muy pequeño y bajo peso, junto con un muy fiable (excepto a 1/1000, donde la precisión disminuía) obturador plano-focal mecánico de recorrido horizontal con cortinillas de seda engomada y un ruido prácticamente imperceptible al presionar el botón liberador del obturador, pero manteniendo ventanillas independientes para encuadrar y enfocar, hasta el lanzamiento al mercado de la Leica M3 en 1954 con visor y telémetro acoplados.




Detalle del selector T e I utilizados tanto para la carga de película como para desconectar el avance de la misma del funcionamiento del obturador.

Cuando el fotógrafo lo sitúa en la posición T, el mecanismo de acoplamiento se desconecta y la película avanza libremente hasta que el número I aparece en la ventana roja, tras lo cual el contador de exposiciones ha de ponerse manualmente a cero y el selector se gira a la posición I para funcionamiento normal, con la posibilidad añadida de poder utilizar el mismo selector para las exposiciones largas (T), lo cual explica las indicaciones T e I.




Vista trasera próxima del botón disparador de la Olympus Standard rodeado por el selector T e I, con el dial de velocidades de obturación a la izquierda y la gran rueda de avance de película a la derecha (con el contador de exposiciones alrededor de su base) que simultáneamente hace avanzar la película y arma el obturador.

La ausencia de espejo basculante inherente a las cámaras mirrorless y con telémetro hacía posible disparar a mano sin trepidación a velocidades de obturación lentas y muy lentas.




Vista desde arriba de la zona derecha del panel superior de la Olympus Standard, que muestra de izquierda a derecha: el dial de velocidades de obturación, el selector T e I con el botón disparador sobre él, la cavidad con rosca para cable liberador del obturador y la gran rueda de avance de película y armado del obturador.



Filosofía minimalista reducida a lo esencial para un total control de decisiones por parte del fotógrafo, en una herramienta fotográfica que fue ideada desde cero como cámara profesional.

La imagen muestra la cámara sin espejo y con telémetro de formato 4 x 5 cm Olympus Standard en posición tumbada, que revela de izquierda a derecha: la llave cromada para abrir la parte trasera de la cámara (que es extraíble, al igual que la tapa metálica inferior), la pequeña placa ubicada bajo el centro de la cámara (cuya misión es funcionar como base de apoyo tras deslizarla hacia adelante), y el zócalo roscado para trípode.




Bello logotipo Olympus Standard grabado a mano con pantógrafo sobre el panel superior izquierdo de la cámara, con un meticuloso nivel de precisión y pericia para la época, logrado por un empleado de la empresa Takachiho Seisakusho en 1937.



El legendario maestro Jim McKeown, uno de los mayores expertos del mundo en cámaras, objetivos y accesorios de diferentes formatos y períodos.

Su monumental obra Guía de Precios McKeown de Cámaras Clásicas y Antiguas es el libro más completo hecho hasta le fecha en su ámbito y de lectura indispensable para cualquier amante de la historia de la fotografía o coleccionista, destacando por su profusa información técnica y diacrónica sobre nada menos que 40.000 cámaras desde la época más antigua hasta hoy en día, así como por su muy extensa selección de 10.000 fotografías muy útiles para la identificación de la pléyade de aparatos fotográficos mostrados.


Aquí aparece sujetando entre sus manos la cámara telemétrica Olympus Standard de formato 4 x 5 cm, que definió como la más interesante de todas las puestas a la venta durante la 31ª Subasta de Cámaras Westlicht.




Jim McKeown comienza a abrir la parte trasera de la cámara girando la llave situada bajo la tapa metálica inferior.



Su destreza es asombrosa después de más de cincuenta años dedicado al estudio en profundidad de todo tipo de cámaras, objetivos y accesorios que abarcan una cifra de más de 200.000 aparatos fotográficos.



Ahora, la mitad de la tapa trasera ha sido ya extraída y queda al descubierto la placa de presión de aluminio extraíble cuya misión es conseguir la máxima planeidad posible de película 127 dentro de la cámara.



Y después, desliza hacia adelante la pequeña placa ubicada en la zona central bajo la cámara, dejándola en su posición de apoyo,



extrayendo a continuación la tapa metálica inferior.



Detalle de la placa de presión extraíble de aluminio que cubre el formato 4 x 5 cm sobre película de 127 en el interior de la cámara.

A la derecha, aparece insertada una delgada bobina receptora metálica (con su rendija) para el rollo de película 127, cuyo robusto soporte de aluminio bajo ella tiene una base ancha (al igual que la otra dentro del espacio reservado para el rollo de película a la izquierda del todo de la cámara) y revela claramente la gran importancia otorgada tanto a la precisión de las bobinas de película dentro de sus respectivas cámaras como a la planeidad del rollo extendido de película 127.




Tras sacar la placa de presión de aluminio extraíble deslizándola hacia afuera, aparecen la compuerta para formato 4 x 5 cm sobre rollo de película 127 y el obturador plano focal de recorrido horizontal y cortinillas de tela.

Es una visión fascinante que resume la filosofía de cámara con su formato 4 x 5 cm como razón de ser, con un aspect ratio idéntica al mucho mayor tamaño 4 x 5 " (10 x 12 cm) de cámaras de gran formato.


Construir una cámara como ésta con objetivos sin obturador central fue un tremendo reto técnico en 1937, ya que se precisaba un estratosférico para la época nivel de precisión en todas las piezas construidas que tuvieran que ir dentro de la Olympus Standard, para poder hacerla funcionar a buen nivel, especialmente a 1/500s, la velocidad de obturación más alta, y era absolutamente esencial obtener una gran exactitud de sincronización en las dos cortinillas de tela del obturador plano-focal de recorrido horizontal, algo virtualmente imposible de conseguir para una cámara de formato 4 x 5 cm.


De hecho, los mejores obturadores plano-focales para cámaras Leica con montura de rosca LTM39 creados por los genios de la mecánica miniaturizada Oskar Barnack para la Leica II en 1932, Leica III en 1933 y Leica IIIA en 1935 y el dotado con dial no giratorio de velocidades de obturación del prototipo Leica IV fruto de la inspiración de Willi Stein en 1934, pese a constituir en sí mismos obras maestras mecánicas, no eran muy precisos a la velocidad más alta de obturación de 1/1000 s, porque con este tipo de obturadores la imagen es captada a través de una rendija creada entre la primera y la segunda cortinilla, a diferencia de los descendientes conceptuales de esta cámara que aparecerían casi sesenta años más tarde, como la fabulosa Mamiya 7 de formato medio con obturadores centrales específicos dentro de cada uno de sus objetivos.


Diseñar y fabricar una hipotética Mamiya 7 a partir de principios de los años noventa, con un obturador plano-focal de recorrido horizontal habría sido algo de extrema dificultad y muy caro, con economías de escala virtualmente imposibles de conseguir a la hora de lanzarla al mercado fotográfico en 1995.




Jim McKeown verificando con una regla el formato 4 x 5 cm del prototipo de cámara fotográfica mirrorless con telémetro Olympus Standard de 1937.

La elección del formato 4 x 5 cm para la cámara prototipo Olympus Standard en vez del 24 x 36 mm se basó sobre todo en la Zeiss Ikon Contax II y las Leitz Leicas con montura de rosca de la época y fue algo absolutamente único y asombroso en una cámara telemétrica no plegable con ópticas intercambiables hecha hace 80 años, lo cual revela que existió una meticulosa investigación para seleccionar el formato y aspect ratio más adecuados, teniendo especialmente en mente las revistas ilustradas y sobre todo los papeles fotográficos de tamaño 8 x 10 " (20 x 25 cm) que eran los más utilizados por aquel entonces.


Con respecto a este exótico prototipo, parece que el objetivo prioritario era conseguir la máxima calidad de imagen posible sacando partido del formato 4 x 5 cm sobre película 127 (que posee una mayor superficie de negativo que el formato 24 x 36 mm usado por las cámaras telemétricas Contax II y Leica con montura de rosca) en combinación con ópticas de gran nivel, por lo que el coste de producción fue muy alto, surgieron algunas importantes complicaciones técnicas y todo el proyecto implicaba una gran dificultad de producción en serie, por lo que fue abandonado.


Pero todavía hoy en día, más de tres generaciones después, resulta insólitamente asombroso el que Olympus intentara desarrollar esta cámara absolutamente innovadora y revolucionaria para mediados de los años treinta, eligiendo un formato de 4 x 5 cm sobre película de 127, once años antes de la introducción en el mercado por parte de Nippon Kogaku de la Nikon I con formato 24 x 32 mm y aspect ratio 1.33 sobre película de 35 mm en 1948, principalmente debido a razones económicas tras la Segunda Guerra Mundial, ya que los fotógrafos podían conseguir 40 disparos con un rollo de película de 35 mm de 36 exposicione, mientras que en 1949 Nippon Kogaku presentó su Nikon M de formato 24 x 34 mm sobre película de 35 mm.


Los indicios apuntan claramente a que tanto Takachiho Seisakusho con su Olympus Standard y Nippon Kogaku con sus Nikon I y Nikon M se esforzaron al máximo para adaptarse al aspect ratio de los en aquella época muy comunes papeles fotográficos 8 x 10 " (20 x 25 cm) aunque a partir de 1952 con la Nikon S, Nippon Kogaku se vió obligada a aceptar el tamaño de negativo 24 x 36 mm como resultado de la enorme versatilidad del formato Barnack con aspect ratio 3:2 para una gama muy amplia de géneros fotográficos, y porque a diferencia de los formatos 4 x 5 cm, 24 x 32 mm y 24 x 34 mm, no interfería con las máquinas que montaban las diapositivas color Kodachrome, que se habían hecho ya muy populares a nivel mundial.






El sensacional y reciente descubrimiento de este prototipo de cámara telemétrica Olympus Standard en un ático de Nueva Zelanda 80 años después de su fabricación en 1937 verifica que Olympus llevaba trabajando muy duro desde mediados de los años treinta intentando crear una cámara asombrosa para su época y de sorprendente compacidad, dotada con ópticas intercambiables de gran calidad y con el formato 4 x 5 cm sobre película 127 como núcleo conceptual, capaz de competir e incluso batir a la élite de la industria fotográfica alemana, por entonces con diferencia el referente mundial desde el punto de vista de la calidad óptico-mecánica y la fiabilidad, encarnada por cámaras telemétricas de formato 35 mm como la Leica II (Model D), la Leica III (Model F), la Leica IIIA (Model G) y la Zeiss Ikon Contax II; las cámaras reflex de 35 mm Ihagee Kine Exakta Version 1 Round Magnifier e Ihagee Exakta Version 2 Rectangular Magnifier; y las cámaras telemétricas plegables de formato medio con objetivo fijo como las Ikonta A 520, Super Ikonta A 530 y Super Ikonta A 531 de formato 6 x 4.5 cm; las Ikonta B 520/16, Super Ikonta B 530/16 y Super Ikonta B 532/16 de formato medio 6 x 6 cm; y las Ikonta C 520/2, Super Ikonta C 530/2, Super Ikonta C 531/2 y Super Ikonta D 530/15 de formato medio 6 x 9 cm.

Y no pudieron ir más allá de la fase de prototipo debido a abundantes factores económicos y técnicos, a los que se sumó el estallido de la Segunda Guerra Chino- Japonesa en 1937, que desvió la mayoría de los recursos industriales hacia ella.




Pero parece claro que en 1937 Yamashita Takeshi (fundador de le empresa) y Sakurai Eiichi (director de diseño óptico e ingeniería durante mediados y finales de los años treinta y la década de los cuarenta, además de ser un gran fotógrafo que ganaría veintiocho años después el Premio de la Sociedad Fotográfica Japonesa) anhelaban construir una cámara telemétrica no plegable con posibilidad de acoplarla objetivos de diferentes longitudes focales, y que se convirtiera en la referencia en cuanto a calidad de imagen, rapidez de uso, volumen y peso ligeros para su formato, ausencia de vibración al disparar a pulso y ruido prácticamente imperceptible al apretar el botón disparador.

Además, ambos habían entendido perfectamente las muy importantes ventajas de una cámara no reflex para diseñar objetivos de gran nivel óptico y mecánico, sin compromisos en cuanto a su calidad y generadores de incontestables valores de nitidez, poder de resolución, muy alta uniformidad de rendimiento en centro, bordes y esquinas a todos los diafragmas, etc, ya que los elementos traseros de este tipo de ópticas no retrofoco no necesitan salvar la trayectoria basculante ascendente de movimiento de Espejo alguno, por lo que pueden crearse diseños ópticos mucho más puros, especialmente en el ámbito de los objetivos angulares y standard.


Y habían adquirido unidades de las anteriormente mencionadas cámaras fotográficas alemanas de primera categoría, estudiándolas concienzudamente, con minuciosa atención a cada detalle, además de analizar en profundidad los esquemas ópticos de los mejores objetivos alemanes diseñados por Ludwig Bertele y Max Berek, sus helicoidales de enfoque, construcción mecánica, tolerancias, tipos de vidrios ópticos utilizados, clases de telémetros y sus longitudes de base efectivas, etc, esforzándose por extraer las mejores cualidades de ellos para transferirlas a sus prototipos Olympus Standard, y optando finalmente por una cámara que combinaba los rasgos más destacados de las cámaras telemétricas de 35 mm Leitz y Zeiss Ikon, así como sus objetvos, en simbiosis con un formato 4 x 5 cm (de mayor tamaño que el 24 x 36 mm) sobre película 127.




Y aunque no pudieron llegar a la fase de producción en serie ni lanzarla al mercado, el mero hecho de que la empresa Takachiho (predecesora de Olympus) se atreviera a intentar realizar este virtualmente imposible para la época proyecto de concept camera formato 4 x 5 cm con objetivos intercambiables y un buen telémetro, diseñada y fabricada por ellos en Tokio y con sus muy limitados medios en 1937 (llevando a cabo casi todas las etapas constructivas mediante parámetros artesanales, conocimiento, un banco óptico Askania para pruebas con colimadores, trabajo manual intensivo, un muy corto catálogo de vidrios ópticos disponibles, fresadoras, tornos y en líneas generales tratando de utilizar el equipo industrial que tenían con los estrictos controles de calidad del entorno fotográfico alemán de la época, además de diseñar y producir objetivos mediante cálculo de trazado de haces de luz con ábaco, tabla de logaritmos y miles de horas de prueba y error) fue verdaderamente un logro impresionante.

De hecho, la Olympus Standard formato 4 x 5 cm sin espejo y con telémetro se anticipó en más de tres décadas a un linaje de cámaras telemétricas compactas no plegables con posibilidad de acoplarlas ópticas intercambiables y alimentadas por película de formato mayor que el 24 x 36 mm que nacería treinta y un años más tarde, en 1968, con la Fujica G690 y tendría su cúspide cualitativa de rendimiento óptico mecánico con la Mamiya 7 II de 1999 en sinergia con el formidable objetivo super angular Mamiya 43 mm f/4.5 de 10 elementos en 6 grupos(equivalente a un 21 mm f/4.5 en formato 24 x 36 mm e inspirado en el gran angular original Zeiss Biogon de 10 elementos para cámaras de gran formato 9 x 12 cm), un auténtico diseño angular con el que los japoneses consiguieron batir al extraordinario Biogon 38 mm f/4.5 acoplado de modo permanente a la cámara Hasselblad SWC de formato medio 6 x 6 cm en poder de resolución, nitidez, contraste y corrección de la distorsión en las esquinas, con valores máximos de 0.004%, que significaron un nuevo salto cualitativo en este campo, incluso más allá del Carl Zeiss Distagon T* 21 mm f/2.8 para cámaras reflex Contax/Yashica (un soberbio diseño super angular retrofoco con el que el gran diseñador óptico Carl-Heinz Schuster consiguió un rendimiento en nitidez similar al de los mejores tipos simétricos).